La inversión en modernización y eficiencia de regadíos se eleva a 3.815 M desde el año 2000
Según el Ministerio de Agricultura, fruto de la modernización de los regadíos y el uso eficiente del agua aumenta la superficie regada de 3,37 Mha a casi 3,61 Mha en España, pero se mantiene una tendencia a la baja en el volumen de agua de riego utilizado en el sector agrario.
Los datos sobre superficie regada en España constatan un incremento moderado pero constante, desde hace más de una década, al pasar de 3.367.486 hectáreas en 2002 a 3.605.121 hectáreas en 2014, mientras que el volumen de agua de riego utilizado en el sector agrario muestra una marcada tendencia a la baja, al descender de 17.681 hectómetros cúbicos en 1999 a 15.833 en 2012.
Así se desprende del informe sobre regadíos en España realizado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y de la encuesta sobre el uso del agua en el sector agrario, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esta mejora en la utilización de los recursos hídricos en la agricultura, es el resultado de las actuaciones acometidas para la modernización de los regadíos en España, y la eficiencia en el uso del agua, no sólo por la mejora en su gestión a través de las obras realizadas, sino también por la evolución progresiva hacia sistemas de riego más eficaces.
EVOLUCIÓN DE LOS TIPOS DE REGADÍO
Tal como muestra el Informe sobre regadíos en España, el sistema de riego
que más ha aumentado en los últimos años es el localizado (goteo), que ha
pasado de ser utilizado en 1.197.465 hectáreas en 2004, a 1.756.138
hectáreas en 2014. Un sistema más eficiente y con unas demandas de agua
muy contenidas, que se ha implantado en 558.673 hectáreas nuevas en la
última década.
También ha aumentado otro sistema tecnificado como el automotriz, que se
utilizaba en 259.434 hectáreas en 2004 y se aplica ya en 304.254 hectáreas
en 2014. Un incremento del 12,97 por ciento.
Disminuye, sin embargo, la superficie regada mediante el sistema de
gravedad, con mayor consumo de agua, que pasa de 1.197.465 hectáreas
en 2004 a 986.463 hectáreas el pasado año.
La eficiencia de estos sistemas queda constatada en los volúmenes de agua
utilizada por técnica de riego, que, según los últimos datos del Instituto
Nacional de Estadística de 2012, muestran como para el riego localizado
(goteo), aplicado ese año en 1.662.847 hectáreas, se utilizaron
5.387.090.000 m3.
Por su parte, el riego por aspersión y automotriz,
aplicado en 838.299 hectáreas, consumió 4.066.180.000 m3. Finalmente el
sistema de riego por gravedad, aplicado en 1.020.245 hectáreas utilizó
6.379.445.000 m3.
Una evolución que refleja la coherencia con las políticas de regadío
desarrolladas en los últimos años, encaminadas a lograr una agricultura
sostenible y eficiente.
REGADÍO POR CULTIVOS
Por cultivos, según los datos de 2014, los que cuentan con mayor superficie
de regadío son los cereales con 1.002.740 ha, lo que supone el 27,81% del
total de la superficie regada, seguidos por el olivar con 740.511 ha, el
20,54 % del total.
A continuación aparecen el viñedo con 352.343 ha, cantidad que supone el 9,77%de la superficie total regada, los cítricos con 279.883 ha, lo que equivale al 7,76% del total y los frutales no cítricos cuya superficie regada asciende a 271.711 ha, el 7,54% del total.
En cuanto al volumen de agua utilizada, y según los datos del INE de 2012,
destaca la disminución del 1,8% registrada en los herbáceos, que incluyen
cereales, leguminosas, arroz, maíz y cultivos forrajeros, que representaron
el 57,8% del volumen total del agua de riego utilizado en el sector agrario.
Los cultivos que mayor descenso experimentaron fueron el olivar y el
viñedo, con un 19% menos que el año anterior, representando el 9,0% del
volumen de agua de riego utilizado en 2012.
MODERNIZACIÓN DE REGADÍOS
El mayor equilibrio logrado entre superficie regada y consumo de agua se
ha conseguido, en gran parte, gracias a las obras de modernización de
regadíos acometidas desde el año 2000 cuando se comenzaron las
actuaciones del Plan Nacional de Regadíos. Unas actuaciones que han
afectado a 1,5 millones de hectáreas.
Desde entonces se han realizado inversiones por valor de 3.815 millones de
euros. Esta cifra incluye tanto la inversión pública como la privada. La parte
privada corresponde a la aportación de las Comunidades de Regantes, que
ha sido de 1.172 millones de euros, sin contar con la inversión en el sistema
de riego dentro de su parcela.
La inversión pública ha ascendido a 2.643 millones de euros. De estos, el
67% ha correspondido a la AGE y el 33% a las Comunidades Autónomas.
Los fondos europeos recibidos se cifran en un 35% de la inversión pública.
Estas inversiones han permitido hacer un uso más eficiente del agua al
poder aplicarla en la cantidad y en el momento idóneo para la explotación
de regadío y disminuir la presión sobre las masas de agua, tanto por
detracción, como por contaminación, ya que los retornos de riego se han
minimizado.
También se han incorporado en muchos casos recursos hídricos no
convencionales, disminuyendo la presión sobre los convencionales y se han
introducido elementos, como el telecontrol, que permiten una gestión
óptima del binomio agua-energía.
Las actuaciones llevadas a cabo han conseguido mejorar el nivel de vida de
los agricultores e incorporarles a la sociedad de la tecnología, la información
y la innovación y han favorecido la fijación de la población al territorio,
haciendo atractivo el trabajo en el medio rural.
Por otra parte permiten mantener y mejorar la competitividad de la
agricultura de regadío pues se incrementan los rendimientos y la garantía
en las producciones, potencian la diversificación de las producciones para
poder adaptarse a nuevos escenarios económicos y/o climáticos y refuerzan
la agroindustria dependiente, pues se tiene mayor garantía y diversidad en
las producciones.
Igualmente contribuyen al sostenimiento y conservación del medio
ambiente en el territorio, armonizando las necesarias actuaciones de
regadíos con la conservación y el mantenimiento de los ecosistemas.
Todas las modernizaciones han superado el procedimiento de evaluación
ambiental y cumplen con los condicionantes y con las medidas propuestas
por el órgano ambiental.